Entre los entresijos y
curiosidades que hay en el mundo de los videojuegos, uno de los más sugerentes
fue el video de “La Verdad” que se escondía tras veinte glifos en Assassins Creed
II. Y lo fue tanto por lo extraño que resultaba así como por la presencia de
dos personajes claramente reconocidos: Adán y Eva (Para entonces no habíamos
visto los finales de los demás juegos de la saga que normalizaron la trama de “quienes
vivieron antes”). El video fue, ciertamente inquietante en su momento. No
importa que el juego haya salido en el 2010. El mensaje ofrecido en “La Verdad”
sigue vigente, no tanto por la historia del juego como por el conocimiento que comunica.
La Verdad de ACII es una verdad
gnóstica. El gnosticismo nace en las zonas de medio oriente y en misma capital
del Imperio Romano, hacia el siglo II, y establece una idea fundamental: la
creación es defectuosa, eventualmente fruto de un error, y lo mejor que se
puede hacer es negar el mundo que ha creado un Dios tan déspota. Todo aquello
que se pueda hacer contra el mundo y contra Dios, es el verdadero camino a la
salvación. El Dios creador no es el Dios salvador; y eventualmente, solo el
conocimiento humano puede salvarnos de un Dios tan chapucero.
De este modo, en La Verdad se nos
presentan a Eva y a Adán corriendo y trepando como asesinos, en un jardín que
sería el mismísimo jardín del Edén. Ellos se han apoderado del fruto que era el
medio por el que los antiguos Dioses dominaban a los hombres; pero ellos, Adán
y Eva, fueron capaces de robarse uno de los frutos, lo consumieron,
aprehendieron el conocimiento y resistían el dominio de los Dioses de antaño:
La verdad es que Adán y Eva fueron los primeros en resistirse a unos Dioses
tiranos, fueron los primeros asesinos.
El credo de los asesinos funciona
bajo las dos premisas gnósticas fundamentales: el acosmismo (la negación del
mundo) y la antinomia (la negación de toda norma del mundo). Así el credo que
reza Nada es verdad, todo está permitido,
es en el fondo el conocimiento heredado del fruto que ‘consumieron’ Eva y Adán
y que trae la verdadera libertad para el hombre, pues de lo contrario, el hacer
caso del mundo y de las normas del mismo, es en el fondo una forma de seguir
estando atado a los Dioses crueles que hicieron un mundo imperfecto para
esclavizar a los hombre dentro de él.
De este modo, mientras que las
religiones de la revelación, el judaísmo y el cristianismo enseñan que por Adán
entró el pecado en el mundo, el gnosticismo, al igual que la Verdad, enseñan
que por Eva y Adán entra la libertad en el mundo:
Adán comió del árbol de la vida, luego levantó la cabeza y lloró, elevó
su voz potente como un león rugiente. Se mesó los cabellos, se golpeó el pecho
y dijo: ¡Ay de la imagen de mi cuerpo, del que encadenó mi alma y de los
agitadores que me han esclavizado! (Fragmento gnóstico, citado por Taubes en "Del culto a la Cultura" página 114)
El Adán del mito gnóstico encarna
así al primer ser humano libre, no encadenado por los dioses. Adán y Eva son
los padres de una humanidad libre, no los padres de un género pecaminoso y
caído. Adán y Eva enseñan La Verdad de los asesinos, que en un mundo creado por
dioses malignos, Nada es verdad, todo
está permitido.
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