domingo, 8 de enero de 2012

¡Te lo juro, es porno, no son videojuegos!



Como profesor de filosofía no suelo tener amigos frikis. Es por ello que en más de una ocasión me he visto en la penosa situación, sobre todo familiar, de hablar de mis gustos y al mencionar los videojuegos siempre aparece la misma sensación: con el tiempo madurará, ya se le pasará, o el típico “¿no es eso muy infantil?”. Y en vano trato de apelar a estudios que demuestran que jugar videojuegos mejora la visión y los reflejos, que IBM prefiere contratar personas que jueguen World of Warcraft o que el ejército de USA recluta a jugadores de videojuegos. Incluso, en tanto académico, apelo a los académicos, que como Eduard Punset consideran que desde el punto de vista del conocimiento, incluso los videojuegos violentos me sirven.

Les da lo mismo. Es como si saliera de un universo paralelo, como si alguien que tiene por gusto mayor los videojuegos no pudiera ser un adulto, un ciudadano comprometido, alguien serio en definitiva. A veces pienso que preferirían que hablara de porno en vez de videojuegos.

  • Amor, ¿qué haces?
  • Estoy tratando de vencer a Duriel con mi nueva armadura que obtuve cuando maté a Radament… quieres verme jugar
  • No! Pensé que estabas haciendo algo serio…

Aquí, por más que trate de explicar algo, ya llevo perdida la conversación; y es que es más fácil justificar que paso mi tiempo libre viendo porno que jugando ante la pantalla de mi pc.

  • Amor, ¿qué haces?
  • Estoy viendo porno… quieres ver conmigo. Quizás surjan nuevas ideas…
  • Ok. Vale. Me parece sexy

Quiero aclarar que sólo los hombres somos capaces de ver sexy a una mujer jugando. Ellas jamás nos verán así. Cuando estoy ante la pantalla de mi pc jugando Trine y de repente pasan, rápidamente presiono Alt + Tab y salta a una página de softporn (para no parecer tan agresivo) y digo: Lo juro, es porno, no son videojuegos!

Y no es que me parezca que la pornografía sea menos susceptible de un estudio filosófico que los videojuegos, sino que usualmente ambos (porno y videojuegos) se asocian a la adolescencia e inmadurez, pero la primera suele ser aceptada en el mundo adulto, en tanto el segundo suele ser tildado de inmaduro.

Así que evito hablar de mis gustos. Puedo mantener una conversación “sana” de fútbol y de carros, pero lo mío son los videojuegos y cuando los menciono pierdo al interlocutor. Cuando esperan que hable de algo interesante (por alguna extraña razón piensan que un profesor de filosofía tiene algo interesante que decir) desvarío nerviosamente, puesto que lo interesante no es algo objetivo (todo puede ser susceptible de ser interesante, como el niño “magneto” del Brasil,) sino que sólo puedo hablar de lo que me interesa subjetivamente, y lo que me gustan son los videojuegos. Pero al empezar a hablar, sobreviene el silencio.

Pasa en las conversaciones familiares:

  • Manuel ¿sobre qué es tu nuevo blog?
  • Sobre filosofía y videojuegos
  • Ah! Interesante.

Fin de la conversación.

Pero si fuera distinta:

  • Manuel ¿sobre qué es tu nuevo blog?
  • Sobre pornografía y filosofía
  • Interesante, y ¿de qué vas a hablar?
  • Básicamente de la manera en que el hombre moderno ha hecho de la imagen el sustento del mundo, por lo tanto las imágenes pornográficas resultan ser el arte explícito de aquello que solemos figurarnos pero no percibir explícitamente por cuestiones morales y tabúes. Etc.

Y la conversación sigue.

Es así que a veces pienso que en las próximas conversaciones en vez de ser sincero con mis gustos, seré “adulto” con mis gustos, y hablaré de todo el porno que haya visto, clasificándolo en softporn y hardcore, indicando las modelos y las películas, mostrando las fotos que llevo en el iPod y ocultando que en el fondo de mí habita un poderoso gamer capaz de acabar con Andariel y Duriel en un par de espadazos mágicos, a la vez que viaja sobre Yoshi en búsqueda de una princesa.

4 comentarios:

  1. Manuel este blog es muy interesante y muy bueno, no lo deje morir. Yo no había leído esta entrada. Está muy bacana y es muy cierta. La gente suele creer que las cosas interesantes siempre son enredadas y lejanas a las cosas más cotidianas...

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    1. Vale Christian. He estado un poco ocupado y atareado con asuntos vanales y otros. Pero en estos días posteo muchas cosas que ya tengo escritas.

      gracias por el comentario

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Mi estimado Manuel, creo que es una condición de nuestro tiempo que los videojuegos sigan siendo tomados como una actividad inmadura, pero tengo la certeza de que las generaciones venideras verán este arte con toda la importancia que lleva implícita.

    Me siento muy identificado con este post, soy profesor de Inglés en preparatoria y comprendo tu sentir al no poder compartir con la gente común tu pasión por los videojuegos. Pero bueno, eso nos hace especiales, ¿no?

    El tiempo acomoda a todo en su lugar, y los videojuegos tienen ventaja sobre otras expresiones de arte como el cine o la literatura por su interactividad.

    Excelente blog, amigo. Felicidades... esperaré con gusto nuevas entradas.

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